viernes, 10 de enero de 2014

Los 100 lenguajes del niño de Loris Malaguzzi

Hoy mis estupendos compañeros del máster me han dado a conocer este precioso vídeo inspirado en un poema de Loris Malaguzzi, creador de las escuelas Reggio Emilia.

Las voces de estos niños con su "lengua de trapo" que tanto me gusta versionan el poema de Malaguzzi donde nos cuenta que, en realidad, los niños tienen 100 lenguajes y los mayores (la escuela y la cultura) les arrebatamos 99, aunque sea sin querer.

Es una bella forma de dar voz al pensamiento infantil y no olvidarnos de la importancia de tener en cuenta esos otros 99 lenguajes que con el paso del tiempo y la falta de uso, muchos acabamos olvidando.

Utilicemos y demos valor a todas las formas de expresión que nos proponen nuestros pequeños. Tenemos mucho que aprender de ellos. Escuchad con atención el vídeo, es todo un placer.



El niño
está hecho de cien.
El niño tiene
cien lenguas
cien manos
cien pensamientos
cien maneras de pensar
de jugar y de hablar
cien, siempre cien
maneras de escuchar
de sorprenderse, de amar
cien alegrías
para cantar y entender
cien mundos
que descubrir
cien mundos
que inventar
cien mundos
que soñar.
El niño tiene
cien lenguas
(y además cien, cien, y cien)
pero se le roban noventa y nueve.
La escuela y la cultura
le separan la cabeza del cuerpo.

Le hablan:
de pensar sin manos
de actuar sin cabeza
de escuchar y no hablar
de entender sin alegría
de amar y sorprenderse
sólo en Pascua y en Navidad.
Le hablan:
de descubrir el mundo que ya existe
y de cien
le roban noventa y nueve.
Le dicen
que el juego y el trabajo,
la realidad y la fantasía,
la ciencia y la imaginación,
el cielo y la tierra,
la razón y el sueño,
son cosas
que no van juntas.
Le dicen en suma
que el cien no existe.
Y el niño dice:
En cambio el cien existe.
El niño
está hecho de cien.
El niño tiene
cien lenguas
cien manos
cien pensamientos
cien maneras de pensar
de jugar y de hablar
cien, siempre cien
maneras de escuchar
de sorprenderse, de amar
cien alegrías
para cantar y entender
cien mundos
que descubrir
cien mundos
que inventar
cien mundos
que soñar.
El niño tiene
cien lenguas
(y además cien, cien, y cien)
pero se le roban noventa y nueve.
La escuela y la cultura
le separan la cabeza del cuerpo.

Le hablan:
de pensar sin manos
de actuar sin cabeza
de escuchar y no hablar
de entender sin alegría
de amar y sorprenderse
sólo en Pascua y en Navidad.
Le hablan:
de descubrir el mundo que ya existe
y de cien
le roban noventa y nueve.
Le dicen
que el juego y el trabajo,
la realidad y la fantasía,
la ciencia y la imaginación,
el cielo y la tierra,
la razón y el sueño,
son cosas
que no van juntas.
Le dicen en suma
que el cien no existe.
Y el niño dice:
En cambio el cien existe.
Loris Malaguzzi

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